abril 16, 2024

53 años del comunero lector

Marzo es tiempo de conmemorar y de festejar en la Red: el 31 de marzo de 1971 se iniciaron nuestros andares con los libros en las tierras cajamarquinas.
Por este motivo habíamos invitado algunos amigos para contar, recordar, conversar y reflexionar. Fue una reunión muy cálida, muy familiar, en nuestra casa comunal y, aunque éramos pocos, se sentía la presencia de todo un movimiento.
Iniciamos agradeciendo a la tierra, nuestros apus y nuestros difuntos. Juntos vimos los documentales de Bibliotecas Rurales y del Programa Comunitario y los bellos comentarios de los presentes iluminaron nuestras almas y nos animaron a seguir en este camino comunitario. Retos no nos faltan, pero así, juntos y acompañados, el caminar se hace más corto y más ligero.
Nuestro encuentro terminó con la lectura Credo del comunero lector, de Alfredo Mires, de la cual compartimos el primer verso con ustedes:

Creemos en el Dios vivo
en la marcha y el camino
en nuestros cerros y dones
en nuestras propias canciones.

Por el día mundial del agua

En la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992, el 22 de marzo fue propuesto Día Mundial del Agua con la finalidad de “concienciar sobre la importancia vital de los recursos hídricos en el desarrollo sostenible”.
En Bibliotecas tenemos otra forma de ver el agua. Desde la cosmovisión andina y amazónica, el agua, la tierra y el cielo es un TODO que le da vida a todos los seres, incluidos nosotros. Para nosotros, todo lo que existe se relaciona. Todo vive. Así también nos lo cuenta Alfredo Mires en el libro El derecho a la esencia: niños, derechos, comunidad y torcidos.
 
Naturaleza de derecho
Hace un tiempo estábamos conversando sobre las hiladas de la lana y yo preguntaba cómo se hacían los torteros (1).
Uno de los compañeros dijo:
– En mi zona algunos usamos luntas (2). Le ponemos la lunta en el shuqsho (3) y con eso hilan las señoras. La lunta es el fruto aéreo de la papa. Nosotros usamos lunta.
Otro compañero que estaba ahí, le dijo:
– Pero en tu zona algunos deben ser unos ignorantes, entonces.
– ¿Por qué? –le dijo el primero–. Nosotros sí usamos las luntas.
– Sí, pues, por eso son ignorantes. ¿O a ti te gustaría que a tu mamá o a tu hermana la tengan bailando, dando vueltas toíto (4) el día? No te gustaría. Así no le gusta a la papita tampoco. ¿Cómo va a ser que a la papita la tengan dando vuelta, vuelta, mareándose ahí?
Para nosotros la naturaleza no es una cosa, las papas son personas también. Todo es persona. En el campo las comidas son vivas, como todas las cosas. Cuando dejamos las tuzas (5), las corontas del maíz, no hay que dejarlas botadas así nomás; no deben correr el riesgo de ser atropelladas por los animales porque, si no, el maicito se resiente, los granos se resienten. 
Incluso los mayores cuentan que cuando pesan la comida, las alverjitas, la lenteja, se resientan. Y se van. Se ausenta la semilla, ya no crece. Eso nos han enseñado los mayores desde antigua (6). Entonces, esa es una relación de respeto con la naturaleza.
Si decimos que el ser humano tiene derechos, entonces, ¿dónde está el derecho de la tierra?, ¿y el derecho del agua? ¡No el derecho del humano para el agua, sino el propio derecho del agua! El agua tiene derecho a no ser contaminada. No es que el humano solamente tenga derecho a un ambiente sano. ¡El ambiente también tiene derecho a un humano sano! ¡La tierra tiene derecho a estar sana!
La forma de percibir el respeto y la vida en el campo es diferente.
1 tortero: contrapeso, generalmente de piedra, que se coloca en el huso para hilar lana de oveja.
2 lunta: fruto aéreo de la papa
3 shuqsho: huso. Palito para hilar lana y torcer el hilo.
4 toíto: todito
5 tuza: coronta de maíz. Zuro del choclo.
6 antiguas: los antiguos, antepasados, llamados también "gentiles".

All'para paguikun: ofrenda a la tierra

Este pequeño libro es grande, es grandioso. En sus escasas 30 páginas logra sintetizar toda una “cosmovivencia”, una ontología relacional centrada en un profundo y hermoso ritual que, de paso, invitamos a todas las personas incorporarlo en sus hábitos sagrados pues se trata “de una ceremonia muy antigua para rendir nuestro afecto a la tierra, a los apus o montañas sagradas y a nuestros difuntos” porque “el mundo es un santuario” y no podemos olvidar qué somos, en dónde estamos, qué defendemos y a dónde volvemos.

Bibliotecas Rurales en Institución Educativa: BRIE

Las Bibliotecas Rurales en Institución Educativa -BRIE- constituyen un conjunto de bibliotecas, ideadas por nuestro siempre recordado Alfredo Mires Ortiz, quien, acompañando a las comunidades educativas de las escuelas, colegios e institutos de educación superior forjó la presencia de los libros de la Red en los niños y niñas, jóvenes y familias. Exaltamos el trabajo de los profesores, en su mayoría mujeres, que animan la lectura y llevan tan cariñosamente este legado con los libros en la tierra.

abril 01, 2024

El camino del profeta

Un hombre encontró en la arena las huellas del profeta y empezó a seguirlo.
Más adelante encontró a otro hombre que venía en dirección contraria:
― ¿Pero ¿qué haces? ―le preguntó―. ¿Acaso no sabes que por aquí está yendo el profeta?
― Yo no quiero seguirlo ―respondió el otro hombre―: Quiero saber de dónde vino.

Alfredo Mires Ortiz
En: El duende del laberinto

Somos aún: tercera parte

Sobre cómo el Ñaupa recibió su nombre y sobre la recreación de las imágenes antiguas
En muchas ocasiones, cuando preguntaba en el campo quiénes habían hecho las pinturas rupestres, los petroglifos, los santuarios o los ceramios, los comuneros mayores contestaban: “Eso lo ha hecho el Ñaupa”. En lengua quechua, el Ñaupa es el antiguo, el más antiguo, el abuelo de los más antiguos. Por eso decidí bautizar con este nombre al personaje y la recreación gráfica que he llevado a cabo.
Este proceso de recreación trata de ser sumamente respetuoso de la plástica originaria. Y apunta a relevar la extraordinaria herencia que nos dejaron nuestros mayores, así como a enfatizar la identidad de nuestros pueblos en su lucha constante por proteger la naturaleza y abanderar su dignidad.
Si bien publicamos las primeras reproducciones iconográficas en 1991, estas recreaciones empezaron a ver la luz en el 2011, acompañando la edición de 'La carta del Jefe Indio Seattle' que trabajamos en una versión para niños. A partir de esa experiencia vimos que era posible vivificar los símbolos que nuestros antiguos nos habían dejado para juntarnos.

Alfredo Mires Ortiz
en: El Ñaupa

Doña Paca y los hilos familiares de nuestra Red

El 20 de febrero de 2024, doña Paca Roncal falleció en la ciudad de Trujillo. Doña Paca, esposa de don Miguel Rodríguez, amigo muy cercano de Alfredo y su hijo Miguel, coordinador de la Biblioteca Rural en la Institución Educativa Pingo-Cajabamba, han estado muy cerca siempre de nosotros. La familia Rodríguez Roncal es referente de cultura, libros, arte rupestre y mucho cariño. Nuestras sentidas condolencias, les acompañamos desde el corazón. Siempre echaremos de menos la presencia amable y afectuosa de doña Paca. “Abrazos de muchos brazos”.

Agradecidos, siempre agradecidos

Estudiantes y maestros de la Institución Educativa Secundaria Sucse, de la comunidad de Sucse distrito de Sócota, motivados por la generosidad de Dios, nuestros apus, nuestra mamapacha -que nos sostienen y nos dan el alimento- nos propusimos a rendirle un bonito homenaje al Agua en su día, sabiendo que el Día del Agua es nuestro día por la importancia que tiene en nuestra vida.
Nos reunimos en el patio de dicha Institución y realizamos el pago a la tierra, con una lectura y una breve reflexión sobre el trato al agua, a cargo de los profesores Heli Tenorio y Abel Vásquez, y ,para finalizar el ritual, brindamos con un vaso de agua y la entrega de libros a todos los estudiantes.

marzo 15, 2024

Tejer la red

Desde la lejana Medellín, entre las montañas antioqueñas escuché los ecos de una red, la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca. Me llegaron las voces del Perú, pero sobre todo del rural, del campo. Este camino de la promoción de lectura no se construye en solitario, es necesario el otro, leer para otro, enamorar al otro, contarle al otro. Una vez supe de ese trabajo, allá en Cajamarca, fantaseé con conocer más de cerca de qué se trataba todo esto. Hasta ahora su biblioteca campesina suma una gran variedad de números; es decir, una gran variedad de voces, porque este ha sido el trabajo de la escucha amorosa y delicada para que esos hilos de voces no se los lleve el viento, sino que persistan y resistan en las páginas para que ellos los lean, para que otros los sigan leyendo.
Ese lugar, allá en Cajamarca, sonaba de cierta manera mítico, pues una de sus principales figuras, la que llevó la batuta durante mucho tiempo, es uno de esos seres que ya son difíciles de encontrar. Un todero, un caminante, un curioso, un hombre respetuoso de su tierra y sus saberes, un escucha, un amoroso. No sería acertado decir que no conocimos a Alfredo Mires. No es cierto. Él decidió irse a caminar antes a otras tierras, seguramente para seguir recogiendo voces y entonces, nos dejó un tremendo equipo y existe en cada uno de ellos. En la casa, en esta casa, en cada uno de los detalles que la habitan está él, está su espíritu. Es imposible no nombrarlo a cada tanto. En el desayuno con Karina que me cuenta de su buen humor. En la mesa con Lola que me dice de su gusto por el pan de agua de su barrio “Tráeme un pancito de agua” le decía el Alfredo. Del respeto y la admiración con la que habla Don Javier al mencionar la memoria de Alfredo y de Rita, su compañera de andanzas que respira esa tranquilidad venida de haber compartido tanto con él. Alfredo está en la sala de juntas donde la asamblea es un acto político desde el cariño, donde se toman decisiones porque se escuchan. Que tremendo gesto, se escuchan. Y yo, que trato de que en cada vivencia la gente, escuche, hable, lea y escriba, me encuentro con esta enorme muestra de vida.
Nuestro paso por esta casa quedará marcado en la piel como uno de los más memorables de nuestra travesía por el continente. Pudimos llegar a la red y pudimos llegar de la mejor forma, con las ganas de compartir nuestro trabajo, nos fue dado ese regalo de la vida, de que estas personas, a las que tenemos tanto que aprenderles, nos dieran la oportunidad de compartir eso que nos gusta. Durante muchos días Cajamarca fue un laboratorio para que Al son del corazón viajero pudiera experimentar y poner sobre la mesa, juegos, libros, escritura, palabras y danza. Fuimos bien recibidos, fuimos recibidos de la mejor manera posible, con el cariño y el amor que suelen demostrar en todo acto, en la abundante y deliciosa comida, en hacer que a cada momento nos sintiéramos bien, en hacernos sentir parte de este equipo, porque así los sentimos, en las muchas conversas que teníamos para invocar la vida desde la palabra. 
Seguirá la admiración infinita a este colectivo de guerreros, guerreras, soñadores, tercos, que siguen creyendo que es necesario mantener en pie esta casa, esta casa que existe y se replica en cada una de las bibliotecas donde se esparció la semilla y que ahora germinan, bonitas, chiquitas, con un estante lleno de libros coloridos, con personas que entre las labores del campo, de la dura labor del campo, sienten que es necesario irse a encontrar con los libros. Que siguen haciendo círculos de palabras, pagos a la tierra y respetando la memoria de todos los que los han precedido. Larga vida a los libros, amor a la tierra y cariño a la palabra que no se agota, que no se apaga.
Jaime Roldán

Bien acompañados

En la Red de Bibliotecas Rurales, como decía nuestro querido compañero Alfredo Mires, evitamos al máximo la burocracia; Así, los procesos que seguimos son mínimos, sencillos y comprensibles. Un ejemplo claro son los trámites para aperturar las nuevas bibliotecas cuando las comunidades lo solicitan: una solicitud simple y las firmas de quienes desean la biblioteca en su comunidad; adultos, jóvenes, niños y ancianos.
Por ello, nos cuesta entender por qué las instituciones estatales y privadas están plagadas de trámites y documentos engorrosos, incomprensibles. Que no se pueda entender y aceptar la simpleza con la que trabaja un voluntario, más aún, si es comunero.
Felizmente, en nuestros andares, siempre encontramos personas y organizaciones que nos acompañan y ayudan a esclarecer muchos de estos trámites, legalmente indispensables.
Desde hace algunos meses, y empezando un nuevo periodo administrativo en Bibliotecas Rurales, contamos con el acompañamiento del estudio contable Consulcont, en las personas de Rodolfo Urteaga y Mónica Narváez. A ellos nuestro reconocimiento por su constancia, por los gratos momentos que compartimos y por el ánimo que nos infunden con sus orientaciones que contribuyen a fortalecer los aspectos administrativos de nuestra Red.